Quinta jornada en la isla de Guemes

El dia comenzaba con una demostración de Ian, nuestro anfitrión, de un hornillo para cocinar que está pensado para lugares con pocos recursos. El fuego se prende fácilmente con cualquier brizna, hierbajo o ramita gracias a una batería que se carga con un pequeño panel solar, que genera tanta energía que también se puede cargar un móvil en una entrada USB incluido en la estructura. El calor se mantiene en la chimenea gracias a su estructura de cerámica. Todo un descubrimiento que ojalá se extienda pronto.

Edith Walden, antigua editora responsable de la revista extinta de Guemes (Guemes Tide) era la encargada de la siguiente parada. Había organizado meticulosamente un picnic para celebrar que por estas fechas en 1999 había comenzado con su huerto, un extenso campo de manzanos, perales y membrillos, y para recibirnos. Invitó a amigos (como la dulce Anne McCracken) , familiares (como su hermano) y gente que había trabajado de una u otra forma en su huerto, como Mauricio, un mexicano que se encarga de hacer la poda e injertos en los árboles anualmente. Él nos habla de su vida como migrante, difícil al principio porque llegó a Estados Unidos sin conocimiento de inglés y tuvo que trabajar muy duro para salir adelante. Entre los invitados, hay algunos habitantes de la isla que ya han pasado por aquí, como Barbara o Kit. También están Bill y Anne, caminantes incansables que ya conocen el camino de Santiago. Somos 24 invitados, y muchos se muestran muy interesados por conocer más Güemes de España y él Camino de Santiago.




El detalle de su preparación nos dejó sin palabras. La mesa dispuesta hasta en lo más mínimo, como podéis ver en las fotos. Bebemos sidra elaborada con la fruta de Edith, ¡e incluso alguno se anima a escanciarla, después de explicarles cómo se hace en Asturias! También nos regaló mermelada de su membrillo. Es difícil explicar bien cómo es la gente aquí. Siento que no hay forma de contarlo con exactitud, pero este cuidado milimetrado y la atención brindada es extraordinaria.

Tuvimos que despedirnos algo rápido pues teníamos una cita fijada después. Con el objetivo de conocer mejor la geografía del archipiélago (¡de 172 islas!), optamos por hacer un viaje en avioneta que, rodeando Guemes Island, llegó a San Juan. Nos acompañó Ian, que nos ayudó a orientarnos y entender mejor la constitución del las islas. La perspectiva desde el aire nos permitió tener vistas espectaculares y también culminar así, con una visión más global, nuestra experiencia en la isla de Guemes. En San Juan visitamos su pueblo principal, Friday Harbour, antiguo puerto de pescadores y actualmente más bien enfocado al turismo, las tiendas y los bares, con un embarcadero de barcos de recreo de una extensión significativa. Tiene un aspecto pintoresco, parecido al decorado de tantas películas norteamericanas que configuran nuestra memoria visual. La vuelta la hicimos en barco, pasando por la isla de López y Shaw dejando Orcas a lo lejos. El ferry se retrasó una hora, algo que resultó ser una ventaja: nos coincidió el viaje con la puesta de sol, que fue hermosa, pudiendo así ver las islas con luz y oscuridad.




Comenzamos así la recta final en la isla: enmarcándola en su contexto general, el archipiélago de San Juan, que reúne influencia inglesa, española y nativa americana, y que se encuentra entre la frontera canadiense y estadounidense. Pero, sobre todo, que cuenta con una comunidad de la que estamos aprendiendo muchos valores de organización y cooperación.
Estos días me vienen mucho a la mente versos de Pedro García Cabrera...
"Soñaba con un mundo sin traiciones,
que no me tase el precio de mi hambre
ni me racione afectos ni palabras,
que no me despilfarre en latidos inútiles,
que no insulte los campos con trincheras
ni nos recuerde que manamos sangre.
En medio de mi sueño,
toda la sal del mar la sentía en mí mismo
cantando como un pájaro."

1 comentario:

  1. Preciosos versos y precioso viaje el que estáis emprendiendo de Güemes a Güemes. Estoy disfrutando con vuestro precioso viaje. Si hay algo que queda claro es que en todos los rincones del mundo es posible el hermanamiento. Espero que sigáis disfrutando de esta maravillosa experiencia.

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